miércoles, 29 de julio de 2009

Una peli sin desperdicio (2 de 3)

Seguimos con ésta crítica (ústedes diréis que es muuuuuuy larga, pero la película da para mucho)

Despues del sabio veredicto fueron a mirar si había agua dentro del maletero en el cuál se encontraba el "Cofre de las Botellitas" que ocupaba todo (y más) del terreno urbanizable del maletero. Dentro del cofre de las botellitas (cabe destacar que estaba cerrado con llave) había, como tropecientas botellitas a cuál más hortera, por supuesto todas vacías (tenían que darle chispa a la película y no sabían como cargársela aún más)

A quién no, se le ocurre ir a buscar agua a un bosque ACOJONANTE (para algo que hacen bien hay que reconocerlo). En medio de la noche, para "ponerlo aún más interesante", sale el conductor y el cerebro del grupo (el capullo de la música). Por supuesto, los muy subnormales se pierden a los cinco minutos, cabe destacar que solo el cerebrito (ole sus webos) se llevó una asquerosa botellita para echar dentro agua (todos sabemos que una botellita de agua sirve para meter agua dentro, pero tratándose de ésta panda de primates...es otro logro). Se tirán 2 días a camello perdidos buscando agüita fresquita para hacer funcionar al coche.

Hacemos una pausa para mear e imaginar un lago, pues, típico, con sus aguas en calma, su hilillo de vapor humeante de dudosa composición y su más que clásico bidón de material radiactivo (como el polonio, uranio, coca-cola...). Pues, el cerebrito, en plena facultades mentales, llena la botellita solo un poquito, lógicamente, para que no pesara mucho (éste tio piensa en todo).

Mientras tanto, nuestro amigo el conductor (¡Viva nuestro conductor, conductor, conductor!) tiene un FELIZ y MORTAL encuentro con la mejor actriz de esta cautivadora película, una entrovertida y psicópata osa parda asesina, la cúal lo mata de un solo zarpazo y lo deja más estéril que un eunuco.

Seguimos con nuestro amigo el cerebrito, que, cómo Pedro por su casa andaba de un lado para otro con su botellita, con el tapón cerrado, claro está. Tiene un corto (pero cortísimo) encuentro con su supuestamente amigo el conductor, que estaba en el suelo con un moratón en la cabeza. Hagámos una pequeña pausa y preguntémonos ¿Quién cojones se muere de un maldito moratón? !El conductor, faltaba más en esta película¡. Al ver a su amigo tirado en el suelo con un moratón en la cabeza se gira el muy cabrón y sigue su camino como si nada, claro pensó (éte ta muerto entonce yo me voy). Entoces como si el coche y el camino hubieran estado al lado todo el tiempo el cerebrito da tres pasos y pico y "encontrado"...


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